ROMANÍ ĆHIB

Seo Ćizmić
Nacido en Roma (Italia), su ascendencia pertenece a la antigua Yugoslavia. Creció en Génova (Italia), perteneciendo a una gran familia en donde la principal lengua de comunicación siempre ha sido el romanés.
Recibió una formación en el Liceo Artístico de Génova y en el Teatro Ipotesi. Comenzó en el activismo romaní debido a las situaciones y la exclusión vista casi natural de su pueblo. Investigador y curioso por la memoria histórica, especialmente por el Barómudaripe, ha utilizado documentos audiovisuales para dar a conocer la historia del Pueblo Rom y combatir el antigitanismo.
En 2018 su poema Na Bistar se encuentra en el monumento a las víctimas del holocausto ubicado en el Municipio VII, Roma.
En 2019 Kali Sara (Croacia) lo nombra primer Embajador Honorífico de la Lengua Romaní, por su compromiso en la defensa, promoción y conservación de la Romaní čhib. Actualmente es co-fundador del movimiento O.P.R.E. (Opre Prhalipen Rromani Evropa, "arriba hermandad romanì Europa"). Además es el director de la Romanó Kher: Memoria i Cultura.
An Interview
Una entrevista
¿Qué significa para ti la lengua romaní?
Un idioma es fundamental para cada pueblo y cada cultura. Nuestro pueblo no pertenece a ninguna tierra, somos un pueblo transnacional. Al no tener pasaporte nacional romaní, una de las cosas que más nos une en sentido de pertenencia, más allá de todas las fronteras, es el idioma. Por eso es un elemento clave de nuestra identidad, de nuestra historia, es nuestro pasaporte con los demás romaníes del mundo. La lengua romaní es un vasto patrimonio cultural, en su vocabulario y en sus declinaciones, contiene nuestra historia geográfica, nuestro pasado, en su tragedia pero también en su alegría y joie de vivre. Es una lengua que si no se ha extinguido es sólo gracias a sus hablantes que, al mantenerla viva en su día a día, mantienen su fuego encendido, con espíritu de constante evolución. Ha llegado el momento de hablar romanés en voz alta, sin miedo, con orgullo.
¿Cuántas personas hablan el romanés en la actualidad?
Actualmente lo hablan más de 14 millones de romaníes en el mundo, un número que crece constantemente. Durante mil años se ha mantenido vivo a pesar de no tener escritura, a través de la transmisión oral. En los años 90 se presentó el primer alfabeto romaní, pero ya en 1971 se decidió que la lengua debía ser un elemento fundamental de identidad para darse a conocer al mundo con orgullo, sin miedo.
¿Qué iniciativas has impulsado en ocasión del 5 de noviembre, Día Internacional de la Lengua Romaní?
Desde Barcelona, llevamos algunos años proponiendo iniciativas para dar a conocer nuestra lengua, también a través de la historia de algunos autores relevantes de la literatura romaní. Por ejemplo, un año hicimos una exposición para hablar de personajes como poetisas, escritores, activistas del siglo XX que dejaron un legado importante en romaní. Junto con un cineforum para contar la historia de Papusza. De allí, hemos logrado impulsar una iniciativa para la recuperación del idioma, con el apoyo de la administración comunal. Eso nos permitió ir formando a gitanos españoles, que pudiesen convertirse en multiplicadores. Como también instituir el premio “Kerdiphen Romani Čhibako” para premiar a las personas que han hecho un trabajo relevante para la recuperación del romanés en España.
¿Y en Europa han cambiado las cosas en los últimos años?
Hay que decir que desde el 2015 también la Unesco ha reconocido el día del 5 de noviembre, para dar más fuerza a la recuperación y salvaguardia de este idioma. Al día de hoy, varios estados miembros han reconocido el idioma romaní como idioma minoritario en sus territorios, como es el caso de Croacia, Macedonia, Romania, entre otros. Ahora bien, ¿cómo es que aún son muchos e influyentes aquellos países que ni siquiera se han expresado acerca del reconocimiento del idioma?
Como Embajador de la Lengua Romaní, ¿cuál es tu objetivo?
Creo que es importante valorar mi lengua materna por varias razones: mi esfuerzo, junto con el de muchos otros miembros de la comunidad, debe servir principalmente para romper prejuicios al respecto. Nuestra lengua ha sido despreciada por la sociedad mayoritaria como “jerga de delincuentes”, otra declinación del antigitanismo que se ha perpetuado a lo largo de los siglos hacia nuestra cultura. Es hora de darle la dignidad que se merece, devolverle el estatus de lengua que le corresponde, para que la sociedad entera pueda apreciar su esplendor. Es una lengua indoeuropea, descendiente directa del sánscrito, una de las lenguas más antiguas que tenemos en Europa. Por eso hay que protegerla, y hay que hacerlo a diferentes niveles: comunitario, dentro y fuera de la sociedad romaní, y también a nivel académico, para que este resurgimiento de la lengua romaní perdure en los siglos venideros.
Entrevistado por Romano Kher en diciembre de 2022